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Los mitos de la actividad física y el deporte

Es común escuchar la frase "hacer ejercicio hace bien". Sin embargo, en torno a ella existen muchas creencias populares que en lugar de significar beneficios, podrían ser perjudiciales para la salud.

Víctor Donoso, subdirector de la Escuela de Deporte del Instituto Profesional AIEP, se refiere a algunas de ellas y se encarga de desmitificarlas. Aquí van.

1.- Cualquier actividad física o deporte es sinónimo de salud.

Actividad física y deporte, no son lo mismo. El deporte puede representar un riesgo para personas no preparadas, sin historia deportiva, fumadores, obesos o hipertensos, ya que implica competencia, estrés y mucho esfuerzo. 

En tanto, la actividad física se relaciona directamente con la vida sana y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda practicarla durante 30 minutos diarios todos los días. Aquí se incluyen prácticas sencillas y fáciles de incorporar a la vida cotidiana como caminar, bailar o andar en bicicleta. No usar el auto y los ascensores permiten eliminar cuatro kilos y medio de grasa corporal en un año y haciendo las tareas domésticas sin la ayuda de tecnología (barrer con escoba y lavar la loza a mano) podemos perder entre uno y dos kilos anuales.

2.- Es suficiente practicar deporte una vez por semana para estar bien.

Quien practica deporte una vez por semana se expone a todos los riesgos asociados y no obtiene ningún beneficio. Esta frecuencia no tiene impacto sobre variables biológicas como la tensión arterial, el funcionamiento cardíaco o el metabolismo, pero sí en el aumento de las lesiones. Se recomienda practicar deporte entre 3 y 5 veces a la semana, y por lo menos una hora diaria.

3.- El dolor es señal de que la actividad física es efectiva.

No tiene fundamento científico. El dolor físico posterior a la práctica sólo demuestra una cosa: que la actividad no se hizo bien: El ejercicio bien realizado incluye un calentamiento previo, un esfuerzo progresivo y no ir más allá de la capacidad de cada uno. Las molestias pueden ser aceptables, pero la aparición de dolor siempre anuncia que el trabajo es excesivo.

4.- Transpirar abundantemente es bueno para perder peso.

Por el contrario, de este modo se ralentiza la pérdida de grasa y se aumenta la exposición a una hipertermia que puede provocar deshidratación y alteraciones cardiovasculares, metabólicas y endocrinas. También aumenta el riesgo de padecer calambres, por la pérdida provocada de sodio y potasio, y acelera la sensación de fatiga, por lo que la actividad física termina antes.

5.- Hay que hidratarse antes o después de la actividad física, pero nunca durante.

En realidad durante la actividad se pierde agua de las células, razón por la cual se recomienda hidratarse antes y durante la actividad. De lo contrario se corre riesgo de deshidratación y de hipertermia.

6.- Antes del ejercicio, consumir azúcar aumenta el rendimiento.

Esto puede ser cierto en un deportista de alto rendimiento, pero en una persona común no tiene sentido. En el deportista de alto rendimiento el consumo de azúcar antes de la actividad -en cantidades mínimas y rigurosamente calculadas- previene la fatiga prematura. En la persona que va a correr a la plaza es totalmente poco recomendable, porque precisamente la idea es reducir el consumo de azúcar para prevenir la diabetes y la obesidad.

7.- Es mejor hidratarse con bebidas especiales.

Nuevamente, esto puede ser cierto para deportistas de alto rendimiento, pero no para el común de las personas. Las bebidas especiales acortan los tiempos de recuperación y eso puede ser importante para el atleta que termina una competencia y pronto debe afrontar otra, pero la persona que sale a correr por la calle o va al gimnasio basta que se hidrate con agua potable.

Publicado el 15/10/2010

Fuente: El Mercurio